Gerard Bellalta predende costear a Sandra sus estudios en el Liceo francés, uno de los centros de enseñanza más exclusivos de Cataluña
A pie de aula, ajenas a las refriegas políticas y judiciales, se encuentran las auténticas víctimas de la inmersión lingüística en Cataluña, las que sufren en sus carnes los efectos colaterales de una guerra que se libra en las altas instancias pero que impacta en los colegios e institutos.
Sandra E. M., una joven tinerfeña de 16 años, se reconoce como uno de esos damnificados. También lo son su madre Amaya y su padre Carlos, que durante tres intensos años han visto el «calvario» que ha vivido su hija para adaptarse a una nueva realidad educativa marcada por la imposición de una lengua totalmente desconocida para ella. Su historia no es la de todos los alumnos que recalan en esta Comunidad pero sí define las imperfecciones de un sistema de adaptación lingüística «abrupto» y, como ella define, «sin término medio».
BRAVO POR BELLALTA, AUNQUE NO ES LA SOLUCIÓN
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