Desmontando los dogmas nacionalistas
El escritor cántabro Jesús Laínz analiza y desactiva los principales argumentos lingüísticos de la ‘fe nacionalista’ durante la presentación de su libro ‘Desde Santurce a Bizancio. El poder nacionalizador de la palabra’.
¿Una lengua, una nación?
Para rebatir el primero de los dogmas (“una lengua es igual a una nación”), Laínz ha propuesto un simple ejercicio: observar a nuestro entorno. “¿Cuántos países de la Unión Europea son monolingües?”, se ha preguntado, y él mismo ha respondido: solo Islandia, todos los demás tienen multitud de lenguas. Solo en el caso de Francia, se puede comprobar que se habla catalán, vasco, corso, italiano, provenzal, alsaciano, alemán y bretón, entre otros, sin contar los dialectos. Una situación que se repite en el resto de países europeos. Además, ha continuado, “si una lengua es igual a una nación, y en la ONU hay representadas 198 naciones y en el mundo hay tres mil lenguas, o en la ONU faltan naciones o en el mundo sobran lenguas”.
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